Transgénicos u OGMs ¿Hay que temerles?
Nos gustaría comenzar este artículo aclarando que no mantenemos una postura anti o pro-transgénicos. Simplemente, nuestro objetivo, es informarles sobre la evidencia que se ha recopilado hasta el momento respecto a este tema.
¿Qué son los organismos genéticamente modificados (OGMs) o más conocidos como “transgénicos”? La modificación genética tiene como propósito seleccionar las características deseadas en los cultivos, alcanzando esto mediante el uso de tecnologías avanzadas. Así, los organismos genéticamente modificados son, en este caso, cultivos que han sido seleccionados de acuerdo a características que serían deseables en un cultivo (las que pueden ser: el tamaño de fruto, resistencia a herbicidas, resistencia a cambios de temperatura, sabor o tiempo de maduración del fruto, etc).
Si esta fuera la primera vez que alguien escucha sobre los transgénicos, y la única información que tiene sobre ellos fuera el párrafo anterior, probablemente no pensaría que éstos podrían ser algo malo. Sin embargo, vemos una creciente tendencia de rechazo hacia los alimentos transgénicos y una considerablemente mayor aceptación por los alimentos orgánicos. Pero, ¿de dónde viene la idea de que los transgénicos son perjudiciales?
¿Recuerdan el artículo que escribimos sobre las vacunas? (Lo puedes encontrar aquí: http://noisyscience.wixsite.com/noisyscience/single-post/2016/07/24/Vacunas%C2%BFBuenas-o-malas) Pues todo comienza con una historia parecida: un artículo científico mal elaborado. El artículo publicado por Gilles-Eric Séralini en el 2012, en la revista “Food and Chemical Toxicology”, concluyó que ratas alimentadas por dos años con maíz transgénico (resistente al herbicida glifosato) presentaban una mayor incidencia de tumores con respecto a ratas alimentadas con maíz no transgénico (1). Sin embargo, con tremenda prontitud, muchos científicos presentaron sus críticas hacia este artículo. Dentro de estas, las principales críticas (2) alegaron que la línea de ratas usadas en el estudio (Sprague-Dawley) son ratas que desarrollan tumores espontáneamente luego de cierta edad (3,4), así como que el número de ratas usadas para el régimen alimenticio con transgénicos vs. el control (no transgénicos) no era el adecuado. Estos fuertes argumentos lograron que el artículo sea eliminado
de la revista (2) (¿Nos olvidamos mencionar que Séralini es el presidente del staff de científicos de una ONG anti-transgénicos?).
Lamentablemente, como suele ocurrir, la propuesta inicial realizada por el artículo de Séralini y la difusión mediática de la prensa del momento, dejó en las personas la idea de que los alimentos transgénicos podrían aumentar la probabilidad de un individuo de desarrollar tumores y que, por lo tanto, hay que evitar estos alimentos.
Entonces, ¿qué es cierto y qué no sobre los transgénicos? Intentaremos resumir este amplio debate con los puntos más importantes.
La modificación genética de los cultivos ha estado presente desde hace mucho tiempo y es lo que tradicionalmente conocemos como “domesticación”. Los agricultores escogen aquellos cultivos con las mejores características (mejor tamaño, mayor resistencia a ciertas plagas) y generan cruces con el objetivo de mantener cultivos con las características deseadas. Sin embargo, esto puede tomar mucho tiempo. La biotecnología ha permitido la transferencia de genes de interés (aquellos que expresan las características deseadas) de un organismo a otro, haciendo el proceso de obtención de características específicas mucho más rápido. Un ejemplo es el de los cultivos “Bt”. Estos cultivos expresan una proteína proveniente de una bacteria (Bacillus thuringiensis) capaz de matar al insecto que ingiera la planta. Para lograr esto, la proteína se une a receptores específicos (para el insecto) situados en las células intestinales del mismo, ocasionando un desequilibrio osmótico que paraliza el intestino del insecto y bloquea su alimentación. El resultado es un cultivo que será mucho menos afectado por esa plaga.
El problema es que esta modificación en los cultivos suena muy “artificial” para las personas. Y es cierto, es artificial. Esto no ocurriría naturalmente. Lo que también es muy poco probable que ocurra es que haya una transferencia genética de los alimentos transgénicos hacia el consumidor. Es decir, el gen necesario para obtener la proteína expresada por los organismos “Bt” no afectará al consumidor (y tampoco la proteína que este gen expresa ya que es específica para el insecto). Adicionalmente, los métodos más criticados para la creación de organismos transgénicos son los que emplean genes de resistencia a antibióticos como marcadores de selección. Algunas personas alegan que se corre el riesgo de que estos genes sean transferidos a las bacterias de nuestro tracto gastrointestinal (y así aumente la probabilidad de generar resistencia contra ciertos antibióticos). Sin embargo, nuevamente, esto es muy poco probable. Además, hay que recalcar que existen tecnologías que no involucran necesariamente genes de resistencia a antibióticos para la generación de organismos transgénicos, es decir, existen alternativas (5). Pero, hablando de la preservación del ecosistema, ¿el uso de plantas que poseen una proteína que mata a los insectos que se las comen, puede hacer que otros insectos (importantes para el ecosistema) desaparezcan? Como ya dijimos, esta proteína se une a receptores específicos del insecto plaga del cultivo lo cual significa que no va a matar a otros insectos. Curiosamente, esto no ocurre con el uso (más común) de pesticidas: estos matan a todos los insectos circundantes.
Ahora, ¿la introducción de especies vegetales con genes “extraños” podría afectar la composición de plantas no modificadas? Efectivamente, esto podría ocurrir. Una solución para evitar cruces genéticos entre plantas modificadas y no modificadas es crear cronogramas de plantación. De esta manera, la polinización de los cultivos se daría en tiempos diferentes y la probabilidad de cruces se reduciría tremendamente.
En los países donde se puede elegir libremente plantar semillas transgénicas o no, el uso de transgénicos sobrepasa el uso de cultivos normales (6). ¿Por qué creen que ocurre esto? Ciertamente, porque los cultivos transgénicos otorgan ventajas muy valoradas para los agricultores. Por ejemplo, el control facilitado de malezas con variedades de cultivo resistentes a herbicidas, permite tener un menor número de tratamientos del cultivo con herbicidas, ahorrando tiempo y dinero. Igualmente, genera mayores ganancias en cuanto a producción y menor uso de pesticidas, para las variedades resistentes a plagas. El hecho de que los cambios bruscos de temperatura no acaben con hectáreas enteras de cultivos, representa también una preocupación menos para los agricultores encargados (6).
Llegando al final de este artículo, hay que resaltar que en esta área no se está experimentando sin tomar en cuenta consideraciones éticas. La introducción de cultivos genéticamente modificados está altamente regulada. La U.S Food and Drug Administration (FDA) ha implementado un “programa de consulta de biotecnología de plantas” desde 1990, el cual se encarga de verificar que los nuevos alimentos transgénicos introducidos al mercado sean seguros y cumplan con las leyes establecidas. Algunos de los puntos a evaluar son: si la nueva variedad contiene toxinas o alérgenos, o si su valor nutricional es tan bueno o incluso mejor al de una variedad cultivada tradicionalmente, entre otros (7).
Consejo de NoisyScience: Es importante ser consumidores informados hoy en día. Mucho de lo que antes se pensaba ha sido desmitificado (en más de un área) y se ha aclarado con evidencia más reciente. Para tomar decisiones a favor o en contra de algún tema es necesario juzgar con fundamentos y con objetividad. Así, esperamos haberles otorgado la información más pertinente sobre este tema para que ustedes puedan generar sus propias conclusiones.
Referencias
1.-Seralini et al. Long term toxicity of a Roundup herbicide and a Roundup-tolerant genetically modified maize. Food Chem. Toxicol. Vol 50, pp. 4221-4231. 2012
2.-Retraction notice to ‘‘Long term toxicity of a Roundup herbicide and a Roundup-tolerant genetically modified maize’’ Food Chem. Toxicol. Vol 63, pp. 244. 2014
3.-Davis et al. Tumor incidence in normal Sprague-Dawley female rats. Cancer research. 1956.
4.-Prejean et al. Spontaneous tumors in Sprague-Dawley rats and swiss mice. Cancer Research. Vol 33, pp. 2768-2773. 1973.