¿Es la homeopatía una buena medicina alternativa?
Seguro hemos escuchado o visto comerciales televisivos sobre este tipo de medicina alternativa basada en preparaciones con sustancias derivadas de plantas, animales o minerales (cebolla, árnica, abejas, arsénico, entre otros).
Aquellos a favor de la homeopatía se basan en dos supuestos principales: a) una enfermedad puede ser curada por una sustancia que produce síntomas similares en personas sanas y b) la “ley de la mínima dosis”, la cual sostiene que a menor dosis de cierto compuesto, mayor es la efectividad y menor la cantidad de efectos secundarios perjudiciales.
A propósito de esto, el Instituto Nacional de Salud de los Estados Unidos nos dice que los remedios o preparaciones homeopáticas son reguladas por la FDA (Food and Drug Administration), pero esta no evalúa su efectividad.
Muchos remedios homeopáticos están tan diluidos que no contienen ninguna molécula de la sustancia original. Una dilución estándar de una solución homeopática puede ser de 1x1030. De modo que para que el paciente pueda asegurarse de recibir al menos una molécula del agente diluido, tendría que consumir más de 30000 litros de la solución homeopática. Así, es muy controversial el mecanismo por el cual los remedios homeopáticos estarían teniendo algún efecto sobre el organismo. No es posible explicar desde el punto de vista químico, físico y biológico cómo una solución que no contiene ninguna molécula de un ingrediente activo pueda tener un efecto sobre algún proceso.
Los defensores de la homeopatía se basan en términos muy complejos y ambiguos tales como “redes sistémicas”, “información compleja”, “homeodinámica neuro-inmuno-endocrina”, “campos energéticos”, entre otros, para dar soporte a su teoría. Sin embargo, estos “mecanismos” no han sido demostrados, hasta el momento, por estudios científicos. De hecho, las publicaciones científicas con respecto a homeopatía comunican, en su mayoría, resultados negativos. Sin embargo, el hecho que existan algunas publicaciones con resultados positivos obtenidos, curiosamente, en estudios metodológicamente inadecuados (bajo tamaño de muestra, ausencia de grupos control, hasta fraude) permite que ciertas personas aclamen que existe “evidencia científica” a favor de los procedimientos homeopáticos. Si pensamos un poco más sobre este actuar (basarse en muy poca evidencia científica e ignorar la gran mayoría de esta que indica que cierto método no es efectivo), lo único que se esta transmitiendo es un temor por afrontar todas estas hipótesis y teorías bajo la luna del rigor científico. Lamentablemente, continuar el consumo de estos productos y, peor aún, recomendarlos por cuestiones pragmáticas puede terminar haciendo más mal que bien al resto de la sociedad.
A fin de cuentas, la homeopatía, al no tener evidencia científica que la respalde, es potencialmente un gran peligro para aquellas personas que reemplazan medicamentos, cuya efectividad sí está probada científicamente, con estas preparaciones; ya que no están ayudando a su cuerpo con los mejores métodos disponibles y posiblemente estén permitiendo que la enfermedad siga desarrollándose.
Y, frente a la carencia de evidencia científica rigurosa que respalde el uso de estos productos, ¿qué argumentan los que la defienden? Pues, muchos de ellos suponen que el solvente (agua, alcohol, etc) usado para las diluciones de estos productos posee una “memoria molecular” de aquello que se disolvió inicialmente. Sin embargo, esto no solo bordea con lo ridículo, sino que además, no está respaldado por ciencia. Si esto fuera cierto, y el agua tuviera “memoria” de las moléculas que alguna vez contuvo, probablemente ocurrirían efectos muy perjudiciales para nuestra salud después de tomar un vaso con agua que ha estado anteriormente en contacto con alguna toxina o metal pesado.
Irónicamente, en un estudio realizado por Hastak et al se encontró que muchos de los consumidores asumen que alguna agencia gubernamental como la FDA ha aprobado los productos homeopáticos debido a su eficacia para curar ciertos padecimientos. Es por esto que recientemente la FTC (Federal Trade Commission) ha requerido que el etiquetado de los productos homeopáticos cumpla con requisitos más exigentes: se ha demandado que estos productos comuniquen explícitamente en su etiquetado que “no hay evidencia científica de que el producto funciona”. La idea es ser más transparentes con los consumidores y asegurarles que ninguna entidad o cuerpo científico serio recomienda el uso de estos productos.
Referencias:
Smith. Homeopathy in unscientific and unethical. Bioethics, 2012.
National Institutes of Health – USA. National Center for Complementary and Integrative Health: Homeopathy. 2015
Hastak et al. Effects of Exposure to Packages of Several Homeopathic Products on Consumer Takeaway and Beliefs, Report Submitted to the Federal Trade Commission. 2012
Staff Report on the Homeopathic Medicine & Advertising Workshop Federal Trade Commission. 2016