¿Qué son los alimentos funcionales?
En las últimas décadas, se han comenzado a desarrollar nuevos conceptos en el campo de la nutrición, como fruto de la preocupación por mejorar la calidad de vida de la población basada en la relación que existe entre la dieta y la salud. Si bien es cierto que cada vez vamos tomando más conciencia del rol fundamental de la alimentación equilibrada en nuestra salud, los estilos de vida actuales nos llevan a realizar desajustes alimentarios, los cuales pueden derivar en el desarrollo de un gran número de enfermedades al no ingerir las cantidades adecuadas de los nutrientes necesarios para nuestro organismo. Antes este problema, los alimentos funcionales surgen con el objetivo de compensar los desequilibrios alimentarios y garantizar las ingestas de nutrientes recomendadas.
¿Qué son?
Los alimentos funcionales se definen como: alimentos naturales o procesados que contienen compuestos biológicamente activos que, en cantidades no tóxicas definidas y eficaces, proporcionan un documentado beneficio para la prevención, manejo o tratamiento de enfermedades crónicas. (1)
Independientemente de aportar nutrientes, son alimentos que han demostrado científicamente beneficiar a una o varias funciones del organismo, de manera que proporcionan un mejor estado de salud y bienestar. Algunos ejemplos de estos alimentos son:
- Leches enriquecidas con ácidos grasos omega-3 , ácido oleico , vitaminas o minerales.
- Cereales fortificados con fibra y minerales.
- Pan enriquecido con ácido fólico.
- Huevos enriquecidos con ácidos omega 3.
- Margarinas enriquecidas con Fitoesteroles.
- Leches fermentadas con bacterias probióticas específicas (microorganismos vivos que afectan de forma beneficiosa al desarrollo de la flora microbiana en el intestino) y prebióticos (compuestos que el organismo no puede digerir, pero que tienen un efecto fisiológico en el intestino al estimular, de manera selectiva, el crecimiento y la actividad de las bacterias beneficiosas)
¿Quiénes los pueden consumir?
Estos alimentos pueden formar parte de la dieta de cualquier persona. Sin embargo, están especialmente indicados en aquellos grupos poblacionales con necesidades nutricionales especiales (embarazadas y niños), estados carenciales, intolerancias a determinados alimentos, colectivos con riesgos de determinadas enfermedades (cardiovasculares, gastrointestinales, osteoporosis, diabetes, etc.) y personas mayores.
¿Cuáles son los beneficios?
Estudios demuestran que el consumo de alimentos que contienen prebióticos como compuesto funcional está relacionado con la prevención de enfermedades cardiovasculares, hipercolesterolemia, osteoporosis, diabetes, infecciones gastrointestinales e inflamación intestinal(2). Además, se ha demostrado la eficacia de los fitoesteroles como ingredientes funcionales al actuar como agentes reductores del colesterol cuando se incorporan a los productos grasos para untar, como la margarina. Los fitoesteroles no sólo desempeñan un papel importante en la regulación de las enfermedades cardiovasculares sino que también presentan propiedades anticancerígenas (3). El uso de probióticos en la elaboración de este tipo de alimentos estimulan las funciones protectoras del sistema digestivo, lo que ayuda a la prevención de las infecciones entéricas y gastrointestinales (4).
Si bien es cierto que los alimentos funcionales pueden ser consumidos por toda la población en general, cabe resaltar que el desarrollo biotecnológico de estos constituye una oportunidad potencialmente beneficiosa de contribuir a la mejora de la calidad de la dieta y a la salud de grupos específicos que sean vulnerables a la malnutrición. Debemos recordar además que si bien se llaman alimentos funcionales, estos no son la solución milagrosa a todos nuestros problemas y, por lo tanto, deben consumirse dentro del marco de una dieta sana y equilibrada.
Referencias:
1. Martirosyan, D. M., & Singh, J. (2015). A new definition of functional food by FFC: what makes a new definition unique?. Functional Foods in Health and Disease, 5(6), 209-223.
2. Florowska, A., Krygier, K., Florowski, T., & Dłużewska, E. (2016). Prebiotics as functional food ingredients preventing diet-related diseases. Food & function, 7(5), 2147-2155.
3. Jones, P. J., & AbuMweis, S. S. (2009). Phytosterols as functional food ingredients: linkages to cardiovascular disease and cancer. Current Opinion in Clinical Nutrition & Metabolic Care, 12(2), 147-151.
4. Reig, A. L. C., & Anesto, J. B. (2002). Prebióticos y probióticos, una Relación Beneficiosa. Instituto de Nutrición e Hiene de los Alimentos. Revista Cubana de Alimentacion y Nutrición, 16(1), 63-8.