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Thais Alvarado

Anemia ferropénica: ¿Qué es y cómo prevenirla?

La anemia ferropénica, o también llamada anemia por déficit de hierro, es una de las deficiencias nutricionales más comunes a nivel mundial. Esta deficiencia de hierro se puede deber a una inadecuada ingesta dietética, por pérdidas excesivas (alteraciones en el ciclo menstrual, microhemorragias intestinales) o procesos que cursan con inflamación intestinal crónica o alteraciones de la absorción intestinal, como la enfermedad celíaca sin tratar o la enfermedad de Crohn. (1)


En la médula ósea, el hierro se usa para fabricar hemoglobina, la sustancia que transporta oxígeno dentro de los glóbulos rojos del cuerpo. Si los niveles de hierro bajan demasiado, se llega a un estado de anemia y cuando esto sucede, los glóbulos rojos se vuelven más pequeños de lo normal y contienen menos hemoglobina.


La deficiencia de hierro evoluciona en estadios. En el primer estadio, el requerimiento de hierro supera la ingesta, lo que causa depleción progresiva de los depósitos de hierro de la médula ósea. A medida que disminuyen los depósitos, aumenta en compensación la absorción de hierro de la dieta. Durante estadios más tardíos, la deficiencia altera la síntesis de eritrocitos, y la consecuencia final es la anemia. Algunos de los síntomas más comunes de la deficiencia de hierro se deben a la anemia, los cuales suelen ser cansancio, pérdida de resistencia, disnea, debilidad, mareos y palidez.


¿Cómo prevenirla?


Si bien es cierto que el cuerpo necesita hierro, este no lo sintetiza, por lo que la mejor forma de prevenir la anemia sería mediante el seguimiento de una alimentación equilibrada rica en hierro. Los niños, los adolescentes y las mujeres embarazadas son un grupo de riesgo importante debido a la gran demanda de hierro asociada con el rápido crecimiento corporal. Las recomendaciones de ingesta de hierro en mujeres entre los 19 y 50 años es de 18 mg de hierro al día, mientras que las mujeres de 51 años o más y los hombres de 19 años o más necesitan 8 mg al día (2) , las cuales son cantidades que pueden ser alcanzadas a través de una alimentación balanceada.


El hierro de los alimentos se presenta en dos formas: hemo y no hemo (inorgánico), siendo más biodisponible la forma hemo. El hierro hemo se encuentra exclusivamente en alimentos de origen animal y, aún en éstos, su porcentaje no suele ser superior al 40% del hierro total, siendo el resto hierro no hemo. Este hierro hemo sigue una ruta de absorción intestinal distinta a la del hierro no hemo, y se absorbe prácticamente sin estar condicionado por la presencia de inhibidores o potenciadores de la absorción. Por su parte, el hierro no hemo se encuentra en la dieta en un porcentaje mucho más elevado, pero presenta una serie de interacciones con numerosos componentes de los alimentos que afectan su absorción. (3) Es por esto que el hierro hemo (el cual se encuentra en alimentos de origen animal) se absorbe 3-4 veces mejor que el hierro no hemínico. Las recomendaciones de tipos de alimentos y frecuencias de consumo de los mismos para asegurar una dieta equilibrada rica en hierro son las siguientes:


Fuentes de Hierro hemo:

  • Carnes magras (pollo, pavo, cortes magros de cerdo,etc) de 3 – 4 veces a la semana, pudiendo incluir 1 vez a la semana una ración de carne roja o vísceras (como el hígado de vaca).

  • Consumo de pescado 4 veces a la semana (siendo 2 raciones de pescado blanco y 2 de azul). Se recomienda también el consumo de mariscos, los cuales se pueden intercambiar por 1-2 tomas de pescados a la semana.


Fuentes de Hierro no hemo:


  • Vegetales de hoja verde (como la espinaca y acelga), que pueden ser incluidos como acompañamientos en las distintas comidas de manera diaria.

  • Frutos secos (una ración de 30g de 3 a 4 veces a la semana )

  • Menestras (como las lentejas, garbanzos y frijoles de 2 a 3 veces a la semana)

  • Cereales integrales (arroz, pasta, etc)

  • En el caso de que la incorporación de alimentos ricos en hierro a dieta no sea posible, se recomienda optar por alimentos fortificados con hierro (leche, cereales de desayuno, pan, etc)


¿Cómo potenciar la absorción de hierro de los alimentos?


Cómo se prepara la comida y qué tipo de alimentos comemos juntos, pueden afectar la cantidad de hierro que se absorbe. Por ejemplo, los alimentos ricos en vitamina C (como las naranjas, los tomates, el kiwi y el pimiento) pueden ayudar a absorber más hierro si se consumen al mismo tiempo que los alimentos ricos en hierro. Se recomienda agregarlos crudos en los platos, beber jugo de naranja con la comida o tomar un suplemento de vitamina C. El café, el té y el vino pueden reducir la absorción de hierro. También pueden hacerlo los alimentos ricos en calcio como la leche, el queso y los suplementos que contengan este mineral. Es preferible no consumir estos alimentos junto con los ricos en hierro, sino que en tomas diferentes.


BIBLIOGRAFÍA:

  1. Killip, S., Bennett, J. M., & Chambers, M. D. (2007). Iron deficiency anemia. American family physician.

  2. Millen, B. E., Abrams, S., Adams-Campbell, L., Anderson, C. A., Brenna, J. T., Campbell, W. W., ... & Perez-Escamilla, R. (2016). The 2015 Dietary Guidelines Advisory Committee Scientific Report: Development and Major Conclusions–. Advances in Nutrition, 7(3), 438-444.

  3. Otegui, U., Sanz, M., & González, M. Intervención dietético-nutricional en la prevención de la deficiencia de hierro. Nutr. clín. diet. hosp.[Internet] España 2010 [acceso 09 de agosto del 2012] 30 (3): 27-41.

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