top of page
Carlos Espiche

Mi doctor en Facebook: La relación médico paciente en el Siglo XXI

Tiempo atrás, enterarnos del existir de una persona era complicado. Debías inmiscuirte en lo más profundo de su círculo social para tener un panorama de la vida de una persona. ¿Cómo se podía entonces mantener esa familiaridad con tu doctor? Bajo una visión paternalista previamente arraigada, es decir donde el médico era como un “papá” que te decía que hacer, la comunicación con tu doctor era solo en consulta o bajo la mirada asfixiante de las paredes hospitalarias. Sin embargo, hoy en día el comunicarte con tu médico o el “saber más de él” es tan fácil como entrar a una computadora o gadget que nos abre puertas a aquella vitrina que representa las redes sociales (George, 2013).

Es que el médico, al igual que todos los demás profesionales, tienen una vida detrás de la bata blanca. Pasiones, gustos, preferencias, pensamientos e ideas que pueden ir o no con la imagen de la sociedad frente a lo que esta carrera representa. ¿Qué pasa entonces cuando el paciente cruza esa puerta del imaginario colectivo al conocimiento del ser que muchas veces idealiza? El intercambio de información es mutuo, los médicos pueden conocer más de su paciente y estar al tanto de características que podrían reforzar la relación médico-paciente. El paciente, por su parte, hace lo mismo y se permite entablar, en la mayoría de los casos, una conversación amical con su médico. Incluso hay de aquellos que piden consultas o reclaman atenciones por medio del ciberespacio (Sachin, 2009).

¿Cómo cambia esto la relación médico-paciente? Los medios sociales pueden representar amplias ventajas como desventajas para el correcto establecimiento de la relación médico paciente. Las ventajas claras son dadas por el acercamiento mutuo de ambas partes y la comunicación efectiva que se puede llegar a entablar en un correcto uso de las redes sociales como herramientas. Por ejemplo, redes sociales como Google+ y Facebook permiten la categorización de los contactos. Si un doctor crea un grupo denominado “Pacientes” es probable que de forma bastante fácil llegue a los mismos con un par de clicks, dando recomendaciones generales competentes, sobretodo al área de la promoción y prevención del deterioro de la salud. Es así como esa llegada, por ejemplo, es aprovechada por diversas industrias asociadas al cuidado de la salud como lo es la farmacéutica. Se estima que entre Twitter y Facebook tienen 350 millones de usuarios y, así, el 60% de los usuarios americanos van a estas plataformas cuando buscan información acerca de la salud (Greene, 2010). Muchos de ellos, no necesariamente tienen una base sólida en conocimientos científicos o son capaces de buscar fuentes “confiables”, por lo que mucha de la información allí recibida lamentablemente puede ser incorrecta o alejada de la realidad. Se observa así una herramienta de doble filo.

Por otro lado, algunas desventajas comprenden que muchas veces se confunde esa cercanía con el médico con exigencias y derechos del paciente inexistentes como solicitar o exigir el acto médico por medio de Whatsapp u otra red social. Ello lleva a grandes problemas éticos y de seguridad para el médico y para el adecuado tratamiento del paciente. Los médicos tienen, como uno de los principales pilares de la relación médico-paciente la confidencialidad, y lamentablemente, mediante las redes sociales es imposible de asegurar la mantención de dicho principio por la vulnerabilidad de las mismas y la permanencia de lo expresado de ambas partes. Debe ser de conocimiento público el detrimento del acto médico que provoca estas presunciones de los pacientes.

Por otro lado, las redes sociales permiten el trabajo en equipo de los profesionales de la salud, ya sea llegando en conjunto al paciente como se explica en el párrafo anterior o el establecimiento de redes entre ellos para nuevas oportunidades laborales o proyectos entre los mismos. Permite mantener, en un margen de respeto, discusiones de casos clínicos interesantes, es claro que, preservando la privacidad de los pacientes involucrados. Todo ello conll

eva algunas responsabilidades por parte de los profesionales de la salud como: llevar una buena relación entre sus colegas, declarar los conflictos de intereses posibles, mantener la confidencialidad como ya se ha mencionado y mantener el trabajo dentro de tus competencias sin inmiscuirnos en campos que no son de nuestro manejo (Council, 2013).

Recomendaciones Noisy Science:

  • No solicite consultas por redes sociales o aquello que conlleve el acto médico

  • Si eres profesional de la salud: mantén la confidencialidad del paciente, mantén tu perfil restringido para tus pacientes, creando un espacio (grupos, páginas u otros) por donde se puedan comunicar contigo. Mantén el respeto por los demás profesionales de la salud y comunica los conflictos de intereses posibles que mantengas

  • Es tu obligación buscar información de calidad y confiar en los profesionales de la salud para guiar la misma, no te expongas a riesgos innecesarios con redes sociales que muchas veces no tienen información acertada

Bibliografía

  1. Council, G. M. (2013). Doctors use of social media. General Medical Council.

  2. Greene. (2010). Pharmaceutical Marketing and the New Social Media. New England Journal of Medicine, 363:2087-2089.

  3. Sachin. (2009). Practicing Medicine in the Age of Facebook . New England Journal of Medicine, 361:649-651.

  4. George. (2013). Dangers and opportunities for social media in medicine. Clin Obstet Gynecology, 56(3).

bottom of page