Alergias e intolerancias alimentarias : ¿qué son y cómo se diagnostican?
En los últimos años, uno de los temas con mayor relevancia en el ámbito de la nutrición han sido las alergias e intolerancias alimentarias. Seguro que muchos de nosotros hemos oído hablar de ellas, hemos visto componentes clasificados como alérgenos¨ en las comidas o inclusive conozcamos a alguien que padezca alguna de ellas. La prevalencia de las alergias alimentarias, o al menos las alergias alimentarias diagnosticadas, ha aumentado constantemente desde principios de la década de 1990; se estima que el 5% de los niños y el 4% de los adolescentes y adultos se han visto afectados. La intolerancia a los alimentos es más difícil de rastrear, pero las estimaciones de su prevalencia varían del 2% al 20%.
Si bien es cierto que estos términos suelen confundirse ya que algunos los síntomas de las alergias e intolerancias pueden ser similares, es muy importante reconocer que son diferentes en cuanto a consecuencias y tratamiento.
¿Qué diferencias hay?
La principal diferencia radica en que las alergias alimentarias están orquestadas por el sistema inmunológico del cuerpo mientras que la intolerancia a los alimentos resulta de la incapacidad del sistema digestivo para digerir los alimentos normalmente. Una alergia es la reacción exagerada del sistema inmune a una sustancia normalmente inofensiva. En las personas que están predispuestas a la alergia a los alimentos, el sistema inmune crea un anticuerpo llamado inmunoglobulina E (IgE) cuando se expone por primera vez al alimento dañino, o alérgeno. Los anticuerpos IgE se adhieren a la superficie de los mastocitos, las células inmunitarias que rodean los nervios y los vasos sanguíneos de la piel, las vías respiratorias y el intestino. Cuando reaparece el alérgeno, la IgE envía una señal a los mastocitos para que liberen sustancias químicas, incluidas las histaminas (que estimulan los nervios y dilatan los vasos sanguíneos) y los leucotrienos (que contribuyen a la inflamación). Los síntomas resultantes pueden incluir aturdimiento, picazón, urticaria o sarpullido, hinchazón de los labios, la lengua y la garganta, náuseas, vómitos y malestar intestinal, incluidos calambres y diarrea. En raras ocasiones, una alergia alimentaria desencadena una reacción de todo el cuerpo que pone en peligro la vida, conocida como anafilaxia, en la que las vías respiratorias se contraen y la presión arterial desciende precipitadamente, causando shock, pérdida de conciencia y, a veces, la muerte.
La intolerancia a los alimentos generalmente se debe a la incapacidad de digerir o metabolizar un alimento por completo. Los síntomas (gases, hinchazón, náuseas y diarrea) se superponen con los del síndrome del intestino irritable (SII) y la intolerancia a los alimentos puede desencadenar episodios de SII. Algunas de las causas son:
- Ausencia de una enzima necesaria para digerir completamente un alimento : como por ejemplo la intolerancia a la lactosa.
- Sensibilidad a los aditivos alimentarios.
- Estrés recurrente
-Sensibilidad al gluten
¿Cómo se diagnostican?
Cuando se sospecha una alergia alimentaria, se recomiendan dos pruebas para reducir el campo de posibles culpables: una prueba cutánea y un análisis de sangre. En la prueba cutánea, una pequeña cantidad del alimento sospechoso se rasca en la piel para ver si causa sarpullido o urticaria. La prueba de sangre busca IgE, es decir, anticuerpos contra la comida.
Si presenta reacciones molestas a ciertos alimentos, es importante determinar si el problema es una alergia o una intolerancia. Si se le diagnostica alguna de estas afecciones, debe evitar el alimento desencadenante de la reacción o el riesgo de anafilaxia (debido a la alergia a los alimentos) o daño gastrointestinal. El pilar del tratamiento es la dieta, por lo que se recomienda acudir a un nutricionista después de ser diagnosticado para que se elabore un plan de alimentación que retire todos los alimentos que sean necesarios según se trate de una alergia o intolerancia pero que al mismo tiempo contenga alimentos que aporten los nutrientes adecuados para que no hayan carencias al retirar alimentos.
